Episodio 36º
La dulce brisa que corría por la calle hizo que el pelo se les meciece a ambos.
La verdad es que a Tom, al oir aquella voz prácticamente desconocida, le habían entrado unos grandes escalofríos por la espalda. Pero se supuso que no sería nada grave y continuó hablando, haciéndole así caso omiso al aspecto de Jun.
-Verás, Jun... yo quería disculparme...
-¡Pero no te quedes ahí, hombre! Pasa, pasa- le dijo mientras le agarraba del brazo y lo hacía introducirse por la puerta principal.
Una vez hubo estado dentro, la chica cerró la puerta dando un gran golpe y luego echó la llave.
-Esto, Jun... ¿qué... qué haces?
-¿Yo? Nada... je, je, je...
-Pero... ¿por qué... por qué cierras con llave?
-Es para que no me molesten mientras te descuartizo vivo, je, je, je... ¿Qué prefieres? ¿Que sea lento o que, por el contrario, rápido? Tengo tooodo el día para hacerlo, así que piénsalo lo que quieras.
-¿De... de qué estás hablando? No tiene gracia, Jun...
-Pues para mí tiene muuucha gracia, ja, ja, ja... Vas a lamentar todo lo que has hecho...
Después de eso, de la espalda de Jun comenzaron a salir sus raíces negras.
Tom, algo asustado, se hizo para atrás para así intentar esquivar las que le fuesen llegando para atacarlo.
Lamentablemente, su número ya había sobrepasado las veinte y su largo era extremadamente grande. No había manera de esquivar eso, y él lo sabía bien.
-¿Ya te has decidido? No me gusta que me hagan esperar demasiado, je, je, je...
-Jun, por favor...
-Yo ya no soy la Jun que tú conocías. Yo soy su lado malvado, en definitiva, la parte de ella que en verdad vale la pena.
-Pero... ¿qué has hecho con la real?
-Nada de nada. Se está tomando un ligero tiempo de descanso en mi interior.
-Por favor... yo venía a disculparme adecuadamente, nada más...
-Lo siento, pero el yo que soy ahora no acepta disculpas orales. ¡Solo disculpas de sangre!- dijo a la vez que hacía que una de sus raíces se avalanzase sobre él, dándole así en el tobillo izquierdo y haciendo que cayese al suelo, dolorido.
-Agh...
-Es una pena que no lo hayas podido esquivar, ahora eres mucho más vulnerable- dijo a la vez que hacía que dicha raíz saliese de donde estaba clavada y regresase a su anterior posición.
Justo antes de que volviese a elevarse sobre la cabeza de la chica, ésta la hizo pasar por su boca y saboreó así la sangre que de ella goteaba.
-Sabes bastante bien. Creo que con una cantidad más grande, podré empezarme a plantear esas disculpas... je, je, je...
-Por favor, no lo hagas...- dijo mientras se arrastraba para alejarse de ella.
-No puedes hacer gran cosa con esa herida en el pie. Estás acabado, no tienes a dónde huir.
-Tú no eres así, Jun. Por favor, regresa...- dijo sin cesar su lento avance.
-Ya te lo dije, yo ya no soy la Jun que tú conocías. ¡Odio que no me escuchen cuando hablo!- dijo a la vez que aparecía justo en frente del chico y le pisaba una de sus manos con su pie izquierdo.
-¡Ahhh!- gritó al sentir el dolor sobre sus dedos y nudillos, que parecieron romperse del golpe.
-Vaya... está resultando demasiado sencillo... ¡Ah, ya sé lo que haremos!- dijo, aparentemente algo contenta-. Jugaremos al gato y al ratón. Claro está que yo seré el gato, je, je, je... Venga, te doy diez minutos para que te escondas. Yo me quedaré aquí. Si pasa una hora y no te encuentro, habrás ganado y te dejaré ir. Pero si por el contrario te encuentro en ese margen de tiempo, me cobraré tu vida. ¿Te parece?
-¿Qué pasa si digo que no acepto las condiciones...?
-Pues que te mataré sin dudarlo. Encima de que te doy la oportunidad de salvarte, ¡qué desagradecido! ¡Venga, empieza a esconderte!- dijo mientras lo pasaba de largo y se sentaba sobre el sofá.
-Ugh...- dijo mientras retomaba su camino.
No sabía dónde podía esconderse.
Allí todo era extremandamente frágil como para que ella no pudiese encontrarlo. Con un solo movimiento de sus raíces, sería capaz de derrumbar las paredes más gruesas que componían la estructura de la casa, así que las esperanzas que tenía eran mínimas.
Al cabo de un rato, decidió esconderse en el baño, pues parecía mucho más cercano a donde ella estaba y, como le habían dicho siempre: lo obvio es lo último que se mira.
Una vez hubo entrado, dejó la puerta abierta para que pareciese menos sospechoso y se introdujo debajo del lavamanos, poniendo su base entre la puerta y él para que no fuese fácil el verle.
-Maldita sea...- dijo casi en un susurro.
-Tom... ¿eres tú?- dijo una voz lejana pero conocida.
-¿Jun?
-Sí... soy yo... la verdadera Jun... ¿Estás bien? Dime que no te ha hecho nada, por favor.
-He estado mejor...
-Pero... ¿qué haces aquí?
-Vine a disculparme por lo de hoy...
-¿Eres tonto? Ya te habías disculpado en la playa. Y ya te dejamos clara nuestra postura, no sé qué has venido a hacer entonces.
-Yo... quería disculparme adecuadamente. Siento como si aquello no hubiese sido suficiente...
-Bueno, de todas formas no es momento para discutir. Tenemos que encontrar la forma de que salgas de aquí sin que te vea...
-¿Tú no puedes hacer nada contra ella?
-Yo te estoy hablando desde el otro lado del espejo, que es la conexión entre mi interior y el mundo de fuera. No tengo manera de salir de aquí a no ser que la derrote en una lucha interior. Pero lo veo complicado, pues ni siquiera puedo acceder a mi consciencia más externa...
-No sé si te entiendo, pero... ¿puedo hacer algo?
-Me temo que no. Intentaré decirte dónde está en cada momento, pero no te aseguro el acierto.
-Gracias, pero parece que este es mi fin... Antes de morir, quiero decirte que lo siento mucho y que espero que algún día me perdones.
-¡Tú no vas a morir, ¿está claro?! ¡No permitiré que ninguno de mis conocidos muera por mi culpa! ¡Ya no! He sufrido lo suficiente como para que me vuelva a ocurrir de nuevo. Haré lo posible por ayudarte, aún estando aquí, ¿vale?
-Lo veo imposible... ella puede usar tus poderes, lo que significa que es invencible para mí...
-No deberías rendirte tan fácilmente.
-Entonces dime qué tipo de resistencia puedo poner contra ella, porque yo no veo ninguna.
-Ya se me ocurrirá algo...
-Allí vooooy- se oyó la voz desde el salón.
-Mierda, aquí viene...
-Tranquilo, manten la calma. Procura no respirar muy alto, podría oirte. Sus sentidos se han agudizado... puedo sentirlo.
-De acuerdo.
-¿Dóooonde te escoooondes, ratiiiita?- dijo, bromeando.
Los pasos se hacían cada vez más sonoros hasta que se detuvieron por completo.
Al notar esto, Tom se asustó un poco. ¿Y si lo había encontrado? No se atrevía a virarse para averiguarlo.
-Tranquilo, está en la cocina. Debe de haber notado que no había comido gran cosa, a pesar de todo lo que preparé para el almuerzo...
-Nos ha salvado por un momento el gran apetito de Ren, ¿eh?
-Sí, por lo que veo... Oh, cuidado, ha emprendido la marcha.
Efectivamente, los pasos de la chica se hicieron cada vez más obvios.
Después de unos segundos, ésta se paró de nuevo, pero seguidamente continuó su recorrido por la planta baja.
-¿Sabes? No creo que hayas sido capaz de subir las escaleras en tu estado, y es por eso que solo estoy inspeccionando la parte de abajo. He de decirte que ya solo me quedan el baño y la sala de la lavadora... Ah, y creo que también te interesará saber que te quedan cincuenta y cinco minutos para que acabe el juego, ja, ja, ja.
-Estoy acabado, Jun...- dijo, en un susurro.
-No te des por vencido. ¿No hay ninguna ventana abierta que puedas usar como vía de escape?
-Estoy herido en un tobillo y no puedo mover una mano, ¿cómo quieres que me suba a ella para poder salir?
-Lo siento... todo esto es culpa mía de nuevo.
-¿Qué dices? Nada de esto es culpa tuya.
-Sí que lo es. Para empezar, esa que te persigue es la afloración de mis sentimientos negativos.
-Tranquila, nadie te culpa.
-Pero yo sí lo hago. No quiero causar más estragos...
-No te preocupes... yo no te guardo rencor por esto. Es más, creo que me lo merezco.
-No digas tonterías... Un error lo comete cualquiera...
-Jun... si no salgo de esta, quiero que sepas que lo siento, y que espero que todo se arregle.
-Todo saldrá bien...
-¡Te encooontréeee, ji, ji, ji!- dijo la voz a su espalda.
Cuando este se viró, sobresaltado, pudo ver la cara endemoniada de la nueva Jun.
Ésta lo miraba con una gran sonrisa malvada en su rostro y éste ya se estaba imaginando cómo sería su muerte.
-Vaya... parece que tenía razón en lo de que no podrías subir las escaleras. Si lo hubieses intentado, al menos habrías tenido más tiempo de vida. Pero bueno, ¿qué se le va a hacer? ¡Hasta nunca, Tom... je, je, je!
-¡Noooooooooooooooooooo, para, por favor!- gritó la voz desde dentro del espejo mientras éste era aporreado desde su interior.
Pero justo antes de que las raíces tocasen a su objetivo, la chica recibió un fuerte golpe en la cabeza que hizo que se cayese al suelo, perdiendo así el conocimiento.
-Vaya, menos mal que me pasaba por aquí, que si no...- dijo una voz conocida para Jun.
-¡Lirin!
-Jun... ¿dónde...?
-¡En el espejo!
-Anda, ¿qué haces ahí?
-Pues...
-¡Pero espera! Si tú estás ahí... entonces, ¿quién es...?- dijo mientras miraba a quien le había dado el golpe.
-Es mi otro yo del que te hablaba...
-Así que era verdad...
-Sí...
-Chico... ¿estás bien?- le preguntó mientras se acercaba hasta él.
-Sí... pero aún me duelen el tobillo y la mano...
-Tranquilo, tengo aquí una cosa que te ayudará con eso...- dijo mientras sacaba una especie de hoja verde de árbol y se la tendía-. Póntela sobre las heridas de las que ha salido sangre y se curarán. Con respecto a la mano... échate esta pomada- le dijo mientras se la daba también.
-Gracias...
-Hay que estar perparado, je, je, je...
-Lirin... ¿tienes idea de qué podemos hacer con este problema?
-Pues... lo mejor será sacarla de dentro de ti para que no se pueda apoderar más de tu cuerpo.
-¿Pero cómo lo haremos? No podemos crear un cuerpo de la nada, después de todo, ella solo es parte de mi alma.
- Siempre podemos usar un muñeco vital.
-¿Un... muñeco vital?
-Sí, es como un muñeco a tamaño real. No tiene ni rostro ni ningún rasgo físico; así, cuando el alma se introduce en él, le da sus propias características.
- ¿Dispones de medios para hacer el traspaso?
-Aquí no... pero seguro que tu Madre tiene algo que nos ayude con ello.
- Tú dirás lo que hay que hacer...
-Sí... Pero me preocupa el chico... ¿estás mejor?
-Sí, pero creo que necesitaré un poco más de reposo.
-Tom, ¿puedes hacerme un favor?
-Dime, Jun...
-¿Puedes ir a ver a Michael y decirle lo que ha ocurrido?
-No me escuchará...
-Puedes llevarle una prueba si la necesitas. Toma, ten esa toalla de ahí. Lleva mis iniciales, por lo que sabrá que es mía. Eso corroborará tu historia.
-De acuerdo, iré enseguida.
-Dile también que volveré cuando pueda. En cuanto haga que esta parte de mí desaparezca por completo.
-Vale, dalo por hecho.
-Gracias, Tom...
-¿Qué menos puedo hacer que ayudarte con esto? si así enmendo algo mis errores, pues haré lo que haga falta.
-Bien... lo tendré en cuenta...
-¡Bueno! ¡Vámonos!- dijo Lirin mientras cogía el cuerpo de Jun y se lo cargaba al hombro.
Acto seguido, la espectro creó un portal negro y se introdujo por él, junto con el cuerpo de su amiga.
Seguidamente, Tom salió casi cojeando hasta el salón, abrió la puerta de la calle con la llave que allí estaba y salió en dirección a la casa de su Capitán.
Avanzó lentamente hasta que llegó a su destino y, una vez se hubo hallado a la altura de la entrada de la vivienda, tocó al timbre, temeroso por que apareciese a su encuentro alguien peor que el mismísimo Michael: su Madre.
-¿Quién es?- preguntó una voz de hombre.
-Diculpe... ¿está Michael?- preguntó, algo aliviado.
-Sí, un segundo.
-Gracias.
Al cabo de unos minutos, la puerta se abrió y por ella salió Michael, que se quedó bastante sorprendido al verlo allí de pie.
-Ah, eres tú... ¿qué quieres ahora?
-Michael, es por Jun...
-¿Qué le has hecho ahora?- pregunto, medio poniéndose furioso.
-Yo nada. Es que antes fui a su casa a disculparme mejor y... su lado malvado la había dominado...- dijo, sin acabar de creérselo él aún.
-¿Cómo quieres que te crea?
-Toma, es su toalla. Ella me dijo que corroboraría lo que te estoy contando- dijo mientras se la tendía.
-Entonces... es cierto...
-Sí...
-¿Y cómo es que estás aquí? ¿Te dejó escapar?
-Me salvó una chica un tanto extraña...
-Ah, debió de ser Lirin. ¿Dónde están ahora? ¿en la casa de Jun?
-No... esa chica se llevó el cuerpo de Jun alegando que separarían a su parte malvada de ella.
-Entiendo... ellas siempre queriendo hacer las cosas por sí solas... Nunca aprenderán a confiar en los demás...
-Bueno... con que esto se solucione...
-Ya...
Mientras tanto, en el mundo al que Lirin había acudido, dentro de una gran torre, se encontraban las dos.
-Bueno... ¿y ahora qué?- preguntó la voz de Jun desde las lejanías del aire.
-A esperar se ha dicho- respondió Lirin mientras recostaba el cuerpo de la chica sobre el suelo.
-¿A qué?
-A tu Madre. Tiene cosas que hacer, ¿sabes? Pero en cuanto note que estamos aquí, vendrá enseguida.
-Eso espero... hace unos días que no la veo.
-Está ocupada junto con Greck haciendo unas investigaciones sobre el paradero de tu Padre.
-Entiendo... espero que todo se solucione pronto...
-Todos lo esperamos. Pero para que eso se cumpla, estás tú. Sin ti... todos habríamos muerto hace tiempo ya...
-Ponéis demasiadas esperanzas en mí y yo no sé si seré capaz de lograr derrotarlo...
-Lo harás. Por tu bien y por el de Michael. ¿No decías que harías lo posible por volver junto a él?
-Sí, pero...
-Pero nada, tú lo harás y yo te ayudaré a lograrlo. Para eso estamos las amigas, ¿no?
-Sí... Y pensar que en un principio te odiaba a muerte...
-Las cosas cambian. Hoy por mí, mañana por ti... ya sabes.
-Ya, ya...
Después de eso, un aire extraño inundó la sala.
-Ya está aquí- dijo Lirin.
Justo en ese momento, la silueta de la Madre de Jun apareció justo en frente de la espectro, la cual se arrodilló acto seguido.
-Oh, princesa, he de pediros un favor.
-Por favor, no me trates de esa manera, joven Lirin. ¿Qué traes ahí?
-Es el cuerpo de su hija Jun, necesito que me prestéis una cosa...
-Tú dirás...
¿Cómo reaccionaría su Madre al enterarse de lo de su otra personalidad?
¿Les prestaría lo que necesitaban?
Fuese como fuese, ya iba siendo hora de averiguarlo.
Pero... por su bien y por el de todos, aquello debía ser... así.
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