Bienvenidos.

Bienvenidos a mi blog.
Espero que os lo paséis genial.
¿Preparados para un poco de lectura y de animación?
Pues esta es tu página.

sábado, 17 de julio de 2010

Corazón oscuro 28

Episodio 28º

Repentinamente, las raíces se abalanzaron con gran potencia en dirección al enemigo y este las esquivó dando un fuerte salto hacia atrás.
Casi volando, se posó sobre las escaleras de la casa de Jun y puso su guadaña delante de su cuerpo para que las raíces que ahora se abalanzaban contra él rebotasen y no le diesen.
Después de un rato, retiró su arma y la miró con burla.
-¿Eso es todo lo que puedes hacer?
-Yo no estaría tan contento- dijo, sonriendo.
Entonces, una enorme roca cayó del cielo justo encima del atacante, pero éste se hizo hacia un lado y la esquivó sin problema.
Justo cuando iba a mirarla de nuevo, pudo ver que cuatro rápidas raíces se le clavaron en manos y pies, haciendo así que quedase inmovilizado.
La lluvia no tardó en caer y el agua comenzó a inundar las calles.
Parecía que una tormenta se estaba haciendo paso a través del oscuro cielo nocturno y ya se podían oír los pequeños relámpagos que azotaban el aire con desdén.
Dicho hombre estaba clavado en la fachada de la casa de Jun y se fijó en ella, que avanzaba con paso lento atravesando la calle en dirección a él.
-Te has venido a meter con la persona equivocada- le dijo.
En ese preciso momento, sus ojos tomaron un color negro más intenso que el habitual en ella y una sonrisa maléfica inundó su cara, la cual ya había sido empapada por el agua que caía sin pausa.
Pero cuando se disponía a darle el golpe final, el sonido característico de los coches de policía inundó el ambiente y ésta se detuvo.
Miró en todas direcciones y, finalmente, pudo ver a los coches acercándose.
-Te ha salvado la policía... quién lo diría.
Seguidamente, elevó a su agresor en el aire y lo tiró lejos de allí.
Acto seguido, se apresuró a entrar en casa y cerrar la puerta con llave.
Al cabo de unos minutos, llamaron a la puerta y la chica hizo como que acababa de despertarse. Bajó y abrió la entrada.
-¿Sí?- preguntó, fingiendo desperezarse.
-Disculpe, señorita. ¿Está su Madre o su Padre en casa?
-Pues no... están de viaje. ¿Puedo ayudarle yo en algo?- dijo mientras fingía un bostezo.
-Bueno... nos han llamado diciendo que estaban oyendo estruendos extraños en la calle, ¿sabe algo?
-¿No serían esos rayos que están cayendo ahora mismo?
-No, me temo que no. Los vecinos insistían en que era otra cosa.
-Mucho lo lamento, pero yo no sé nada. Como puede ver, estaba durmiendo tranquilamente hasta que usted me ha despertado.
-Oh... lo siento mucho, señorita. Si ve que escucha esos sonidos extraños que todos nos han dicho, no dude en avisarnos.
-Descuide, lo haré...
-Buenas noches.
-Gracias, lo mismo digo- dijo mientras cerraba la puerta.
Habían estado a punto de pillarla pero, aún así, no estaba del todo contenta.
Si hubiesen llegado algo más tarde, ahora ese enemigo estaría acabado y ella no tendría que preocuparse por él pero, para su desgracia, no era así. Antes de partir, debía asegurarse que aquel hombre moría, así que se puso un traje especial que su Madre le había proporcionado y salió a la calle.
Rápidamente, la chica pegó un gran salto y se situó justo encima del tejado de un edificio cercano. Después de eso, siguió corriendo por encima de las casas en busca de su atacante.
-¿Dónde se habrá metido...?- se preguntó a sí misma-. No debí lanzarlo con tanta fuerza...
-Parece que me buscas, ¿no?
-Ah... así que ahí estás...- dijo mientras se viraba para visualizarlo mejor.
-Y yo que iba a regresar para acabarte...
-Creo que iba ganando yo, ¿no crees?
-Puede que sí, pero...
-¿Pero?
-Las tornas han cambiado- dijo justo antes de desaparecer.
En el preciso instante en el que Jun se iba a alejar un poco para poder buscarlo con más calma, éste se le situó detrás y le colocó la hoja de su guadaña justo en el cuello.
-Un movimiento en falso y te rebano el cuello. Tú verás...
-Ugh... Estás muy seguro de tus posibilidades...
-¡Suéltala!- gritó una voz, cortando así su conversación.
-¿Eh?- se preguntó el agresor.
Cuando Jun y "Uno" miraron hacia el frente, pudieron ver a un chico parado cerca de las escaleras de incendios.
-¿Tom?- preguntó Jun, pues había reconocido su voz.
-Tranquila, Jun... yo te ayudaré.
-¡No! ¡¿Se puede saber qué haces?! ¡Lárgate de aquí!
-Vaya... esto es más interesante que matarte a ti...- dijo a la par que desaparecía.
-¡No!- gritó Jun al enterarse de sus intensiones-. ¡Corre, Tom, corre!
Pero ya era tarde.
Dicho agresor ya se había colocado detrás de él y lo tenía preso entre sus brazos y su gran arma.
-¡Suéltalo!- gritó la chica.
-Vaya... parece que no quieres que le pase nada.
-Claro que no, no soportaría que algo les pasase a mis amigos por mi culpa... ¡Suéltalo ahora mismo!
-¿Qué pasa si no quiero?
Justo en ese instante, Jun desapareció.
"Uno", al intuir lo que la chica iba a hacer, se hizo para atrás e intentó llevarse a Tom con él para mantenerlo de rehén pero, para su sorpresa, Jun se colocó a la perfección en el hueco que ahora había entre él y su víctima y, por consiguiente, el agresor acabó cortándola a ella en el estómago.
El hombre consiguió alejarse mientras que Jun cayó al suelo, sangrando.
El chico se arrodilló a su lado e intentó ayudarla, pero todo parecía imposible ante aquel charco tan grande de sangre.
-Jun... no...- musitó.
En ese momento, muchas de las raíces negras de Jun comenzaron a salir de la herida y a rodearla.
-¿Qué... qué es esto...?- preguntó, algo sorprendido.
Entonces Jun abrió los ojos y las raíces la ayudaron a ponerse en pie.
-Jun... ¿es... estás bien?- preguntó, aún asustado.
-Tranquilo...- dijo-. Ahora todo estará bien...
Seguidamente, la chica comenzó a avanzar mientras que sus raíces se movían alrededor suya.
Al cabo de unos instantes, se acercó bastante a "Uno" como para que éste la pudiese mirar a los ojos, los cuales volvían a poseer un color negro muy intenso.
-¿Qué... qué diantres eres...?
-Soy... algo indescriptible... y además... seré tu verdugo- dijo mientras sus pupilas se tornaban verticales, cual gato.
-Ugh...
Y, repentinamente, una gran cantidad de raíces se acercaron a gran velocidad a él.
Éstas se pusieron a revolotear alrededor del hombre haciendo que se confundiese y, por consiguiente, intentase apartarlas a base de cortes al aire con su gran arma pero, entre tanta confusión, un gran puñado de dichas raíces le arrebataron la guadaña y la llevaron hasta donde Jun se encontraba.
Seguidamente, la chica la cogió y sonrió con una gran sonrisa aparentemente malvada.
-Es... es imposible que puedas... manejarla...- dijo mientras intentaba alejarse.
Desgraciadamente para él, las raíces eran muy densas y sin un arma, jamás sería capaz de escapar de ellas, así que acabaron por arrinconarlo.
Justo enfrente, podía ver a Jun acercándose a paso lento hasta él.
-¿Unas últimas palabras?
-Esto... esto no quedará así...- dijo, temblando.
-Se acabó el tiempo, hora de morir.
Acto seguido, le cortó el cuello y todo él se convirtió en polvo, el cual el aire se llevó volando.
La guadaña, al igual que "Uno", desapareció también y Jun volvió a su aparente normalidad.
Las raíces regresaron al lugar de donde habían salido cerrando tras de sí la herida y Jun cayó de rodillas.
Tom se acercó hasta ella y se agachó a su lado poniéndole una mano sobre la espalda.
-Jun... ¿qué ha sido eso...?- preguntó, ansioso porque le contara la verdad.
-No... no es nada...
-Jun...- dijo, algo triste.
-¿Pue... puedes hacerme... un favor...?
-Cla... claro, ¿de qué se trata?
-Avisa... avisa a Michael, por favor...- dijo justo antes de desplomarse.
-¡Jun!¡ Jun!
Pero nada de lo que él pudiera hacer sería capaz de despertarla.
-¿A... Michael...?- se preguntó.
La verdad es que no sabía qué estaba pasando, pero tenía que hacer algo por ayudarla. Y, si según ella esa era la solución, tenía que avisar a su Capitán cuanto antes, así que corrió escaleras abajo y se dirigió rápidamente hasta la casa del chico.
Cuando llegó a la vivienda, tocó sin dudar la puerta y la Madre de Michael salió a ver de quién se trataba.
-Anda, hola, Tom. ¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí tan tarde?
-¿Está Michael despierto?
-Ahora es algo tarde para...
-Es importante... Por favor...
-Bueno... espera un segundo.
Seguidamente, Michael volvió a abrir la puerta totalmente y se asomó a ver qué quería su amigo.
Había estado estudiando un poco, así que se encontraba con ropa de estar por casa y no había un atisbo de luz en su rostro, pues parecía algo dormido. Pero aún así se apresuró a contarle que Jun lo necesitaba.
-¿Qué pasa, Tom?
-Capitán, es por Jun.
-¿Qué? ¿Qué le pasa?- dijo, despertándose de golpe.
-La... la han atacado... Ella se ha defendido pero... creo que está herida.
-Llévame, vamos- dijo saliendo a la calle y cerrando la puerta tras de sí.
-Pero... ¿y tu Madre?
-No te preocupes por ella, venga, llévame allí.
-Sí... claro- dijo mientras se ponía en marcha.
Sabía de sobra que su Madre había escuchado toda la conversación, así que no haría nada por detenerlo. De eso podía estar seguro.
Mientras corrían por la calle, Michael no podía dejar de imaginarse lo peor, así que intentó darse la máxima prisa que pudo.
Al cabo de unos instantes, ambos llegaron al tejado en el que Jun se encontraba y Michael, al verla, se apresuró a ponerse a su lado.
-¡Jun!¡Jun!¡Respóndeme, por favor!
El chico podía darse cuenta de que su respiración era entrecortada y dévil.
Nunca la había visto así, por lo que no pudo evitar sentirse muy alterado.
Rápidamente, pasó su brazo izquierdo por debajo de las rodillas de la chica y su brazo derecho por la espalda de la susodicha y la elevó en el aire.
-Michael... ¿cómo puedes cogerla de esa forma en brazos...?
-¿A qué te refieres?
-Quiero decir... ¿no te resulta pesada?
-Claro que no, vamos. He de llevarla a su casa.
Después de haberle dicho eso, corrió por el tejado y se dirigió hasta la casa de Jun.
Mientras, a su espalda, iba Tom, que le seguía con esmero.
Una vez hubieron llegado a su destino, Michael sacó la llave del bolsillo de la chica y abrió la puerta con rapidez.
Acto seguido, subió hasta su cuarto y la tumbó con delicadeza sobre su cama.
-Tom... ¿cómo la encontraste?
-Pues... vi que salía de su casa y decidí seguirla. Los vecinos se habían quejado de unos ruidos extraños y me asomé a la ventana justo cuando la vi saltar a un edificio e irse corriendo por su tejado. Me pareció extraño, así que...
-Sí, vale... Ahora yo me ocuparé de ella, tú vuelve a casa.
-¿Qué? Pero...
-Nada de peros. Vuélvete a casa, por favor. Yo me encargaré de ella.
-Mi...chael...- pronunció Jun.
-Tranquila, estoy aquí...- dijo mientras se viraba hacía ella y le cogía la mano con dulzura.
Tom, al ver aquella escena, no pudo evitar sentirse triste.
Parecía que Michael solo la quería a ella, pero... ¿no había sido Jun la que le había dicho que sus amigos no lo abandonarían jamás? ¿acaso lo mentía para caerle bien?
Pero entonces se dio cuenta.
No estaba enfadado sino... celoso. ¿Le gustaba Jun? ¿cómo había podido pasar eso? era la novia de su mejor amigo, no cabía posibilidad alguna de que pudiese sentir algo por ella pero, para su mayor desgracia, así era.
-Vale... me voy... Ya nos veremos mañana... si es que se recupera.
-Tranquilo, lo hará. Hasta mañana u otro día. Si no aparezco... no me esperéis al entrenamiento.
-De acuerdo...- dijo mientras se iba.
Al cabo de un rato, bajó las escaleras y avanzó hasta la puerta de la calle. La abrió y salió por ella en dirección a su casa.
Ahora que lo pensaba... siempre había pensado que pasaba algo raro referente a Jun. ¿Sería eso que sentía el amor de verdad o solo sería un capricho? ¿El típico "te quiero" porque te tiene otro?
Fuese como fuese, tenía que olvidarse de ello. Lo último que quería era que Michael y él se enemistaran por ella que, definitivamente, estaba con su Capitán.
Nada de lo que hiciese haría cambiar eso, y él lo sabía de sobra.
Después de todo... ¿quién era capaz de competir en ese tema con él? estaba claro que nadie...
Mientras tanto, el susodicho no paraba de preguntarle a Jun qué había pasado, pero esta no podía articular palabra alguna.
-La han herido muy cerca de los pulmones. Tardará en poder hablar con claridad- dijo una voz a su espalda.
-Tú... tú eres...- dijo mientras se viraba para verla.
-Sí, yo soy su Madre.
-¿Qué hace aquí?
-He venido a verla... Tenía que avisarla de que en dos días, Lirin despertará. Pero llego y me la encuentro así... ¿qué ha pasado?
-No lo sé...- dijo mientras le daba la espalda y miraba al suelo.
-Bueno... ya nos lo dirá ella cuando pueda. Por ahora, lo mejor será que le de esta medicina y descance.
-Sí...- dijo mientras se levantaba dispuesto a irse, pues había estado de rodillas junto a la cama de Jun hasta entonces.
Pero justo cuando éste había comenzado a alejarse del lecho, la chica extendió una mano temblorosa y le agarró de la camisa.
El chico, sorprendido, se viró para mirarla y pudo ver que sus ojos habían comenzado a soltar unas pequeñas lagrimillas.
-Tranquila... no pasa nada...- dijo mientras regresaba junto a ella.
-Me parece que no quiere que te vayas...
-Me quedaré con ella... Ya llamaré dentro de un rato a mi Madre para decírselo...
-De acuerdo. Toma, yo me tengo que ir ya...- dijo antes de darle la medicina prometida.
-Adiós...
-Cuídala bien, ¿vale?
-Sí, claro...
Y entonces, desapareció.
Seguidamente, Michael le dio la medicina y fue en busca de una silla para sentarse al lado de la cama de la chica, pero ésta no le dejó alejarse.
-Jun... si no me siento, creo que me quedaré sin piernas, je,je...
Pero justo antes de que el chico pudiese terminar la frase, ésta se había hecho hacia un lado dejándole así un hueco en la cama.
-Pero... Bueno, vale...- dijo mientras se acostaba a su lado.
Acto seguido, le pasó un brazo por encima de la cabeza, colocandolo así a unos diez centímetros de ella, y se quedó virado hacia la chica, posándole también su brazo izquierdo en la cintura.
Entonces esta se viró hacia él y se le apegó más, quedando los dos más juntos todavía.
Y así se quedaron, cada uno mirando al otro y bastante pegados.
Al cabo de un rato, Jun comenzó a cerrar los ojos y Michael hizo lo mismo.
El sueño les inundó y se quedaron profundamente dormidos.
La verdad es que Michael no sabía cómo reaccionar ante tales hechos, pero de algo sí estaba seguro.
Nunca jamás permitiría que nada malo le pasase, pues ella era... la persona más importante de toda su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario