Bienvenidos.

Bienvenidos a mi blog.
Espero que os lo paséis genial.
¿Preparados para un poco de lectura y de animación?
Pues esta es tu página.

viernes, 16 de julio de 2010

Corazón oscuro 25

Episodio 25º

La tarde cayó sobre sus cabezas y no les quedó otro remedio que regresar a sus respectivas casas.
-Bueno, Capitán. Ya seguiremos mañana.
-Sí, nos vemos mañana- dijo Ren justo antes de perderse por la esquina de una calle.
-Hasta mañana- dijo John mientras le seguía.
-Mi casa está por el mismo camino que la tuya, Michael...- le dijo Tom.
-No nos importa que vengas con nosotros, Tom. Es más, sería genial- le dijo Jun, sonriendo.
-Ah... vale...- le dijo, medio sorprendido.
Seguidamente, los tres se pusieron rumbo a sus casas por la misma calle.
A medida que iban avanzando, Jun se iba fijando en cada cosa que veían.
Hacía ya bastante tiempo que no veía aquellas casas, esos escaparates... que todo le resultaba nuevo e interesante.
-Vaya... hacía tiempo que no veía esto... Sí que ha cambiado todo...
-¿Pero a dónde te fuiste?- le preguntó Tom.
-Pues me tuve que ir del país por unos asuntos familiares.
-Am...
-Fue repentino, pero ya he vuelto, je,je,je...
-Sí, ya lo veo...
-Bueno, creo que ahí delante nos separamos, ¿no?- preguntó Michael.
-Sí... yo tengo que girar a la derecha...
-¡Anda, yo también!- dijo Jun.
-¿Eh? ¿Tú no vivías cerca de Michael?
-Sí, pero por ahí llego antes a mi casa. Es que se va directo desde esa calle. Antes pasaba por donde Michael para acompañarlo, pero ahora creo que puedo ir sola je,je...
-¿Te daba miedo ir a casa sola y por eso dabas un rodeo?- le preguntó Michael.
-Digamos que... tenía más miedo por ti...
-¿Por mí?
-Sí...
-¿Por qué?
-Ya sabes por qué...- dijo, desviando la mirada.
-Ah, sí, cierto.
-¿Por qué era?
-Ah, por nada en especial, je,je,je...- dijo, intentando cambiar de tema rápidamente.
-Bueno, pues te quedas solo Michael, je,je,je- le dijo Jun, sonriendo.
-Sí... Cuídamela, ¿vale, Tom?
-Ah, ¡sí, Capitán! Descuida...
-Bueno, pues hasta mañana.
-Adiós.
Acto seguido, Michael siguió recto mientras que Jun y Tom continuaron por el camino que debían coger.
-Oye, Jun...
-Dime.
-Siento mucho el cómo te trate hace un año... estoy... muy avergonzado por eso...
-Bah, no te preocupes. Todos cometemos locuras.
-Pero... es que es demasiado fuerte... no debí cogerte por el cuello de la camisa ni amenazarte...
-No importa, recibiste tu merecido, ¿no?
-Bueno, sí, pero...
-Entonces nada, en paz. Aunque me fastidia que tuviese que defenderme Michael, precisamente.
-¿Por qué?
-Bueno... hace poco me enteré que debía ser yo quien le protegiese a él.
-¿Pero y eso?
-Es que... siento que todo esto le ha pasado por mi culpa. Primero dejó el fútbol, luego se alejó de vosotros... es normal que me odiases.
-Bueno... digamos que, en parte, fue culpa mía. Si hubiese confiado más en ti, tal vez él no se habría puesto así...
-Dejémoslo en empate, ¿de acuerdo?- le dijo mientras le miraba, cerraba los ojos y sonreía cálidamente.
-Vale...
Después de eso, siguieron caminando hasta que Tom se paró en seco en frente de una casa.
-Bueno, pues aquí me quedo yo.
-¡Pero qué?
-¿Qué pasa?
-Yo... ¡yo vivo al lado!
-¿Qué me estás contando?
-Nunca pensé que fuésemos vecinos...
-Pues yo menos...
-Ese Michael... no me dijo nada...
-A lo mejor no se acordaba...
-Ya verá cuando le pille mañana...
-Je,je,je...
-Bueno, será mejor que entres. Creo que se ha hecho tarde...
-Sí, lo mismo digo. Tus Padres deben de estar preocupados...
-No lo creo... pero bueno, adiós- dijo mientras corría hasta la puerta de su casa.
-Adiós- le dijo mientras ambos entraban en sus respectivos hogares.
Una vez Jun hubo entrado en su casa, encendió la luz principal y subió a su cuarto.
A medida que iba subiendo, se iba fijando en los cuadros que se hallaban colgados sobre la pared. No se encontraba en ninguno. Todos hacían referencia a la época en la que sus Padres se conocieron y ella no aparecía en ninguno.
Parecían muy felices...
Cuando llegó al pasillo de arriba, se encaminó hacia la puerta tras la cual se encontraba su habitación.
Todo estaba tal y como lo había dejado hacía ya un año.
La sala estaba completamente en orden salvo una parte, que estaba destrozada.
El dolorozo recuerdo de su lucha contra su Padre estaba grabado sobre esas paredes agrietadas y no podían ser borrados con facilidad.
Después de mirarlas durante un buen rato, se sentó sobre su cama y se puso a pensar sobre todo lo que había vivido hasta ahora.
Si lo pensaba bien... si no se hubiese ido del gimnacio aquel día y vuelto más tarde para recoger sus cosas, todo aquello jamás habría pasado y ahora seguiría como siempre.
¿Cosa del destino?
Bueno, ahora ya era algo tarde para pensar en eso, así que se levantó y preparó sus cosas para el día de mañana. Su Madre se había hecho cargo de prepararle el uniforme del curso nuevo sobre el escritorio, así que lo único que tuvo que hacer fue meter los libros adecuados en la cartera.
Seguidamente, bajó a la cocina y se preparó una leve cena.
La noche pasó sin más inconvenientes y por fin llegó el día de mañana.
Jun se vistió y desayunó rápidamente antes de salir corriendo por la puerta de su casa, cerrándola tras de sí.
Le llevó, exactamente, veinte minutos el llegar al instituto, así que, una vez hubo llegado a su puerta, se paró en seco y comenzó a caminar como lo había hecho siempre antes.
Al llegar a las escaleras de acceso a las clases de bachillerato, se paró y se las quedó mirando.
-Ey, quita de en medio- le dijo una voz chillona de chica a su espalda.
-Eso, eso. No podemos pasar contigo delante.
-Ah, lo siento, chicas. No sé en qué estaría pensando- dijo mientras se hacía a un lado y las miraba.
-¡Anda, ¿tú no eres...?!
-¿Qué pasa, Lissy?
-Mery... fíjate bien... ¿no te suena su cara?
-Pues no, la verdad...
-¿Debería sonarnos?
-Eva... ¿tú tampoco?
-Pues no...
-¿Os pasa algo?- les preguntó Jun, algo extrañada.
-Yo jamás olvidaría a quien me hizo pasar tanta verguenza. ¿No os acordáis de la que os dejó casi irreconocibles?
-Imposible...
-Ella...
-¿No ibais a pasar?
-¿Cómo te atreves a regresar? Estábamos perfectamente sin ti por aquí.
-Eso, eso. Nuestra jefa iba a conquistar el corazón de Michael ahora que tú no estabas.
-¿Os conozco?
-¡Agh!
-¿Nos estás tomando el pelo? Por tu culpa estuvimos un mes con esos vendajes odiosos.
-Ah, ya caigo... ¿sois el trío estúpido?
-¿Cómo dices?
-Sí, sí... ya me acuerdo de vosotras... Sois aquellas chicas que se metían conmigo solo porque su "adorado" capitán de fútbol no les hacía ni caso... Veo que no habéis cambiado nada, eh.
-¿Pero cómo puedes ser tan...?
-¿Tan qué? ¿tan realista? Oh, venga ya. Si seguiis así, mejor ni hablo con vosotras. Me irritáis...- dijo mientras se disponía a subir las escaleras.
-Pero, ¿qué se ha creido?- le dijo Eva a las otras dos una vez Jun se hubo esfumado.
-Por el simple hecho de que ahora pueda hablar, no quiere decir que se pueda burlar de nosotras.
-Eso, eso. Debemos hacer algo, jefa.
-Ya se me ocurrirá algo... paciencia, chicas...
-Sí.
Mientras tanto, Jun ya había llegado a la clase y se sentó sobre la tarima del profesorado, pues no sabía cuál sería su asiento.
A medida que todos los alumnos fueron llegando, éstos se la quedaban mirando extrañados.
Era verdad que su estilo había cambiado algo, pero tampoco era para tanto, ¿no? Lo único que había hecho era recogerse el pelo con una coleta de caballo, nada más que eso. Aunque puede que fuera el hecho de que su aura oscura hubiese desaparecido el que les extrañace a todos.
-Has llegado pronto, Jun.
-Ah, sí...
-Si quieres te digo el sitio que queda libre...
-Ah, no, Tom. Pero gracias.
-Bueno, yo me voy a sentar.
-Vale, hasta luego.
-Hasta luego.
El tiempo pasó lentamente hasta que Michael entró por la puerta.
Su llegada se hizo notar, pues a su espalda se podían oir los gritos de un montón de adolescentes intentando que éste las hiciera caso.
-Siempre tan enérgicas, ¿no?
-Vaya, sí que has llegado pronto hoy- dijo mientras se sentaba a su lado y le daba un beso en la mejilla.
-Sí, es que he madrugado. No podía dormir más... je,je,je.
-Bueno... no sabes dónde tienes que sentarte, ¿no?
-Pues no.
-Deja, te digo dónde.
-Ah, no. Mejor espero a que el tutor o tutora me lo diga. No quiero que piense que soy una lanzada.
-No lo eres, mujer.
-Bueno, pero por si acaso.
-Vale, dejo lo mío en mi sitio y vuelvo, ¿vale?
-De acuerdo- dijo mientras cerraba los ojos y sonreía.
Seguidamente, Michael se levantó lentamente y se fue hasta su sitio.
Una vez allí, dejó la cartera sobre la perchita situada en el lateral de su pupitre y regresó junto con Jun.
-¿Estás segura de que puedes fiarte de tu Madre?
-¿Por qué lo dices?
-Bueno... ¿y si el profesor se pregunta qué haces aquí? Quiero decir... ¿y si ella no se ha encargado de inscribirte de nuevo como se suponía que debía hacer?
-Confío en ella.
-¿Eh?
-Ella me explicó el por qué de sus actos. Además de que me ha ayudado todo este tiempo. Sé que lo hace por proteger a su Padre y a sí misma, pero yo también lo hago por proteger a alguien importante para mí, así que lo comprendo. Después de todo, sería capaz de cualquier cosa con tal de protegerte, Michael.
-Gracias, Jun...
-No, gracias a ti. Si tú no me hubieses hablado aquel día, puede que ahora no sabríamos de la existencia del otro. Nada de esto podría haber pasado y yo ya estaría acabada...
-¿Cuál era la maldición? Es decir... ¿qué pasaba si yo no aparecía?
-Acabaría muriendo...
-¿Cómo?
-La maldición consistía en que, si conseguía que alguien me amase y viceversa, aún sabiendo de la existencia de Lirin, yo me salvaría. Pero, por el contrario, si no encontrase a ese alguien, yo acabaría muriendo a los diecisiete años.
-Vaya... entonces por los pelos, ¿no?
-Podría decirse que sí, je,je,je.
-Bueno, ya todo ha pasado...
-Sí... aunque aún me queda eliminar a Rye.
-Todo es cuestión de tiempo. Estás aquí esperando a que Lirin se recupere, ¿no?
-Sí... una vez ella haya despertado, ya estaré lista para ir por mi Padre. Mi Madre ha dicho que también vendrá a ayudarnos...
-Ya veo... si pudiese... haría algo...
-Ya has hecho suficiente, Michael. Me basta con haberte conocido.
-Hablas como si no nos fuesemos a ver nunca más.
-Es posible...
-¿Qué? No, no permitiré que vayas si esa es una alternativa.
-Si no voy, puede que el mundo acabe tal y como lo conocemos... Y nada habrá cambiado.
-No pienso dejar que te hagan daño, Jun. Me ha costado mucho admitir mis verdaderos sentimientos como para que ahora me digas eso.
-Te prometo que volveré, Michael.
-¿Eh?
-Antes eras tú el que me lo prometía, que todo saldría bien... Pero ahora soy yo la que te lo promete. Todo saldrá bien y yo regresaré aquí, junto a ti.
-Jun...
-Te quiero mucho, Michael. Y nada impedirá que vuelva a estar a tu lado. Eso te lo puedo asegurar.
-Yo también te quiero mucho...- dijo mientras acercaba su rostro al suyo y le daba un bonito pero corto beso.
Todos los presentes en la sala se quedaron de piedra.
El tiempo había hecho extragos en el aspecto y la forma de ser de Jun, y era por eso por lo que casi nadie de los allí presentes la reconocían. Así que pensaron que era una nueva y misteriosa novia de Michael.
Entonces, después de que éstos terminasen de darse el beso, algunos alumnos se acercaron hasta ellos.
-Michael, tío... ¿ya has olvidado a Jun?
-¿Eh?
Entonces Jun soltó una pequeña risita, pero rápidamente se tapó la boca con su puño izquierdo.
-Parece que no saben quién soy, je,je,je...
-Bueno, es comprensible, ¿no? Es que has cambiado demasiado en este año...
-¿No me digas que ella es Jun?
-Pues sí.
-Estás muy cambiada.
-Lo sé, je,je,je.
-Y... puedes hablar...
-Claro que puedo... digamos que me he abierto mucho en este año.
-Ah, ya veo...
-Pues nos alegramos.
-¿Eh?
-Sí, antes Michael estaba como apagado. Ahora que has vuelto, seguro que se anima y jugará mejor.
-¡Pero bueno, Michael! Que me fui un año, tampoco era para ponerse así, hombre- le dijo, con aire de alegría.
-Sí, ya... Pero ni me avisaste, es normal que me pusiese así...
-Tampoco era para estar tan desganado como te pintan.
-Bueno... ¿qué quieres que le haga? te he echado mucho de menos.
-Entonces... ¿se confirma que estáis saliendo?
-¿Eh?
-Sí, eso, dinos, dinos.
-Es que... aún no le he pedido nada...
-¿Qué? ¿Y os quedáis tan panchos?
-Bueno, es que han pasado muchas cosas...
-Pídeselo, hombre- le dijo mientras se iba con el resto.
-Vaya... creo que te han dejado en una mala situación, eh... je,je,je...
-¿Quieres?
-¿Eh?
-Que... si... ¿querrías salir conmigo? y eso...
-¿Ser tu novia?
-Esto... sí... algo así...
-Por supuesto que sí- le dijo justo antes de sonreir.
-Pero...
-¿Qué?
-No, nada... es que me sorprende que aceptes tan rápidamente...
-¿No debería?
-No, no es eso...
-Entonces perfecto.
-Has cambiado mucho, Jun...
-¿No te gusta? Si quieres vuelvo a ser como antes...
-No, no quiero que vuelvas a ser como antes. Así estás perfecta, solo que... se me hace raro.
-Es comprensible. Todos me confunden con otra persona, pero supongo que es normal. Después de todo, antes no articulaba palabra y era extraña a la relación social. Ahora, en cambio... estoy más sociable y alegre, ¿no?
-Sí, y eso me agrada.
-A mí también.
A continuación, el tutor entró en la sala y todos se fueron a sus respectivos asientos, salvo Jun, que permaneció sentada donde estaba.
La mañana pasó como el agua por un río, rápida y bastante fluida, así que nada les atormentó durante ese tiempo.
¿Quién sabe lo que les depararía el futuro?
Pero algo estaba claro. Si permanecían juntos, todo pasaría como esa misma mañana: rápida, y fluida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario