Episodio 23º
El día se había acabado y la noche no tardó en hacerse presente.
La luz de la luna iluminaba sin compasión todo aquello que estaba bajo su rayo y no se dejaba casi nada.
Y así, bañado por esa incesante luz, Rye vagaba rumbo al cementerio donde había sido enterrada su difunta esposa.
El tiempo pasó rápidamente hasta que por fin atravesó las puertas de metal.
Avanzó por el lúgubre camino y llegó hasta la parcela en la que se hallaba la tumba que buscaba.
Una vez allí, se agachó y cerró los ojos.
El dulce viento mecía su cabello mientras intentaba averiguar si aquel cadáver era el de la mujer con la que se había casado pero, después de indagar lo suficiente, se dio cuenta de que todo aquello de la muerte de aquella mujer había sido una completa farsa.
El cuerpo allí presente era el de alguien totalmente distinto; ni siquiera podía reconocerlo, por lo que estaba claro que era un cadáver producto del azar.
-Esto es imposible... ellos tenían razón...
Después de mirar en todas direcciones para ver si se había equivocado de tumba, se levantó y pudo comprobar que no había errado. Aquella era la tumba que él buscaba.
Se llevó una mano a la frente y cerró los ojos.
Aquello no podía estar pasando, ¿era realmente cierto que aquella mujer no era humana?
Pero eso se apartaba de la realidad. Él siempre había estado ojo avizor aunque, ahora que se acordaba, nunca había comprobado que ella fuese de aquella raza.
Estaba tan seguro de que la estaba engañando con su procedencia, que ni siquiera se planteó el hecho de que ella podía engañarlo a él con sus mismos trucos.
Le dio vueltas y vueltas durante mucho tiempo, pero no supo hallar otra respuesta a aquel enigma.
Definitivamente, ella lo había engañado.
Y, si eso era cierto... ¿quién era ella realmente? ¿otra de "los de arriba"?
No, eso no podía ser cierto. Todos "los de arriba" se encontraban en sus respectivas salas desde siempre salvo él, que había bajado al mundo humano. Estaba completamente seguro de que no podía ser una de los superiores.
Solo le quedaba pensar que era una soldado exiliada o de misión, pero si así fuera, él lo sabría.
Ningún soldado va a ninguna misión sin que todos "los de arriba" se enteren, así que solo le quedaba el exilio.
¿Recordaba que alguien se hubiese exiliado o desaparecido?
Intentó hacer memoria, pero por mucho que quiso, no pudo averiguar nada.
-Será mejor que vuelva e indague mejor...- dijo mientras abría un portal y desaparecía tras él.
Mientras tanto, en la habitación donde Michael y Jun descansaban, la chica no podía dormir.
Estaba asustada por lo que pasaría de ahí en adelante.
Michael le aseguraba que todo saldría bien, pero ella no estaba muy segura de eso.
Había podido experimentar en sus propias carnes el poder de su Padre y estaba convencida de que sería duro de vencer.
Ni siquiera con su poder sería capaz de herirle lo suficiente como para declararle derrotado.
Es más, estaba completamente segura de que aquello que había visto no era ni la mitad del poder de aquel hombre.
Y si era así... ¿cómo iban a poder derrotarle?
No había ni una pizca de esperanza en ella, pero aún así quería creer. Creer en que lo lograrían.
Entonces se incorporó y se sentó en el bordillo de la camilla, dejando colgar así su pies en el aire.
Seguidamente se hizo hacia adelante y se puso de pie.
A lo mejor un paseo le aliviaba, aunque no estaba totalmente segura de aquello.
Aún así, fuese como fuese, le vendría bien el caminar un poco.
Así pues, inició el camino.
Fue avanzando por los pasillos del hospital y, de repente, una especie de portal se abrió justo en frente de sus narices.
Esta, sorprendida, se paró en seco y comenzó a observar aquel agujero negro desde la distancia.
-Ven...- le dijo una voz familiar desde dentro de aquel portal.
El primer impulso que tuvo fue hacerse hacia atrás, pero algo la impedía moverse.
¿Sería el miedo el que la paralizaba de aquella forma?
-No tengas miedo... yo te lo explicaré todo...- continuó la voz.
Jun no pudo evitar seguir mirando en aquella dirección con algo de desconfianza, pero aún así la voz no se detuvo en su intento de atraerla.
-No te pasará nada... te ayudaré a vencer a Rye...- le dijo.
¿Acababa de oír lo que creía que acababa de oír?
¿La ayudaría a vencer a su Padre? ¿por qué?
-Solo ven... créeme... Yo sé de lo que eres capaz y te enseñaré a usar tu poder... debes confiar en mí para que ese chico al que amas se salve...
Eso último la dejó de piedra.
¿Dependía de ella el que Michael estuviera a salvo? ¿debía hacerle caso a aquella extraña pero familiar voz?
Fuese como fuese, no le quedaba otro remedio que intentarlo, así que avanzó con paso inseguro hasta situarse a unos pocos pasos del agujero.
-Bien... solo un poco más...
La chica avanzó un paso más y entonces, una raíz como las que le habían salido a ella hacía ya casi un día apareció y la agarró de la cintura. Haciendo así que ésta entrase por completo en el portal.
El tiempo se hizo eterno, pero por fin había despertado.
Se levantó con cuidado de la cama en la que se encontraba y se sentó mirando al frente.
Ahora se hallaba en una especie de cuarto antiguo con bastantes hojas colgadas en las paredes con alfileres. Parecían apuntes de alguna especie de investigación que ella no llegaba a comprender.
A los lados podía ver algunas mesas con algunos recipientes sobre ellas, los cuales contenían líquidos de diferentes colores.
-Vaya, veo que ya te has despertado- le dijo la voz.
Entonces se fijó en un punto en particular de aquella sala.
En este se hallaba la figura de una mujer.
Llevaba una especie de capa y no se podía apreciar bien su rostro, pues la oscuridad de ésta lo tapaba.
-¿Estás lista?
Jun no pudo evitar dudar.
La verdad es que no se lo había planteado. ¿Sería realmente capaz de hacer lo que aquella mujer le decía? ¿O, por el contrario, ésta la estaría mintiendo?
-Tranquila... Si te sientes más segura, puedo contártelo todo desde mi punto de vista...
La chica la miró con extrañeza. ¿Su punto de vista? ¿Acaso había vivido su historia desde otra perspectiva?
-Bueno... comenzaré por el principio...- dijo mientras cogía una silla cercana, la acercaba hasta la cama y se sentaba sobre ella-. Hace exactamente diecisiete años, me enteré de que uno de nuestros delegados en el mundo oscuro había estado intentando encontrar la fórmula del poder absoluto; cosa que solo mi Padre conoce. Tal fue el enfado de éste, que me mandó a investigar quién era y por qué lo quería, así que bajé desde nuestra dimensión hasta esa para averiguarlo de primera mano.
Me infiltré como pude en el castillo oscuro y espié a cada uno de "los de arriba". Estuve con ello unos días, pero al fin logré dar con quien buscaba, así que centré mis investigaciones en él.
Pasaron los días y pude averiguar que quería el poder absoluto para vencer a mi Padre y hacerse con el control de las dos dimensiones. Fui corriendo a advertir a mi Padre, y éste me delegó una nueva misión: evitar sus planes como fuese.
Yo sabía que el poder y la ambición de ese hombre eran enormes, y más aún con ese poder extremo que proporcionaba dicha fórmula, la cual tenía ya casi completa, así que me apresuré a comunicárselo a mi Padre. Él me dijo que hiciese lo que pudiese, pero aún así sabía que eso no bastaría.
Fue entonces cuando me enteré de que dicho hombre tenía pensado bajar al mundo humano para librarse de una chica que podía arruinar sus planes, así que rápidamente intenté contactar con ella. Pero ésta no quiso hablar conmigo debido a que no le permitían hablar con alguien como yo, que soy de la realeza; pues ella solo era una soldado más, aunque de las mejores.
Mi desdicha fue creciendo, hasta que se me ocurrió un plan: bajar al mundo humano e intentar, por todos los medios posibles, el derrotar a aquel hombre.
Lo intenté durante dos años, pero finalmente nos acabamos enamorando y, bueno...
Aquella última frase la dejó como si le hubiesen tirado un jarro de agua fría.
Esa mujer... ¿era su Madre?
-Sé que no he sido buena contigo todos estos años pero es que, al tenerte, recordé mi verdadera misión en la tierra y me deprimí. No quería que un ser tan puro como tú sufriera las consecuencias de los planes de ese hombre malvado. Después de negarte demasiado, me di cuenta de que así lo único que hacía era hacer que sufrieses más, así que hablé con Lirin y le pedí que me "asesinase", por decirlo así.
Pasó el tiempo y los dos creísteis mi plan, así que eso me daba el tiempo suficiente como para pensar en una nueva forma de derrotarlo.
Inesperadamente, él cambió de planes y decidió castigarte. Estuve viéndolo todo desde una pantalla especial desde donde me encontraba, así que pude ver tus poderes y tu fuerza. Y entonces fue cuando se me ocurrió que tú serías la que me ayudase a derrotarlo.
Sé que lo que te pido es muy extraño y que, posiblemente, no accederás a hacerlo. Pero si he de serte sincera, siempre quise que fueses feliz, hija. Y para que eso se cumpla... él debe ser exterminado.
Jun bajó la cabeza.
Si de verdad la quería, ¿por qué la evitó tanto como pudo? ¿por qué nunca la apoyó en nada y se alejó de ella? ¿por qué nunca intentó explicarle las cosas?
-Entiendo que te sientas mal y que no sepas qué creer- dijo mientras retiraba la capucha que cubría su rostro-. Pero te aseguro que lo hacía porque no quería involucrarte. Nunca me mostré cariñosa contigo porque sabía que Rye podría aprovecharse de eso en algún momento. Me aproveché de que creía que yo era humana y no sabía nada sobre él o Lirin. Fui una tonta, lo sé, pero ahora intento enmendar mi error. Quiero empezar de cero, Jun.
Su expresión era firme y fuerte.
Realmente quería que su hija confiase en ella, pero ambas sabían que era una elección difícil. ¿Cómo podría hacer borrón y cuenta nueva? No podía hacerlo... o, al menos, eso pensaba.
-Por favor, Jun... Si no lo haces por mí, al menos hazlo por Michael. La primera vez que lo vi supe que él sería quien te salvase. ¿No quieres agradecérselo ayudándole tú a él?
Esta volvió a mirar a su Madre con tono decidido.
Seguidamente, afirmó con la cabeza.
-Bien entonces... Comenzaremos por el control básico de tu poder. En primer lugar, has de contactar con él interiormente.
La chica la miró extrañada.
-Ja,ja,ja... no pongas esa cara, mujer. A ver, cierra los ojos y concéntrate en esas raíces negras que te salieron antes.
Su hija siguió su consejo y comenzó a pensar en ellas.
Al cabo de un rato, una de esas raíces empezó a moverse en un espacio en blanco dentro de su mente.
"¿Qué quieres?" pudo oír.
"Ah... entiendo... ¿quieres usarme?" continuó.
"Bueno... veamos si eres capaz de controlar mi poder, Jun..." siguió la voz.
Rápidamente, la chica abrió los ojos y se llevó las manos al pecho.
-Te dolerá, pero debes ser fuerte. En cuanto notes que intenta salir, retenlo todo lo que puedas. Una vez no puedas más, expúlsalo rápidamente y contrólalo con el poder de tu mente.
El dolor comenzó a afectarle en la zona central del cuerpo.
Era como si algo quisiese salir bruscamente de su cuerpo abriéndose paso a través de todos sus órganos vitales.
Los gritos no tardaron en acudir a su boca y su Madre cerró los ojos para evitar ver tal acto de sufrimiento.
Después de un buen rato, las raíces consiguieron su cometido y comenzaron a salir por entre las mangas de la camisa que Jun llevaba puesta.
Al cabo de unos instantes, las puntas de éstas se alejaron de su patrona unos dos metros y, luego, se pararon en seco.
-Bien, Jun. Lo estás logrando. Ahora debes hacer que vuelvan a tu interior.
El poder que Jun albergaba en su interior era demasiado grande como para poder controlarlo en un abrir y cerrar de ojos, así que la cosa se le fue un poco de las manos y las raíces comenzaron a salir con más rapidez y fuerza.
Tal era el impacto de estas en su piel, que rompieron la parte de la camisa que contactaba con su orificio de salida.
Fue entonces cuando la chica, al mirar hacia abajo, pudo ver que, en su pecho, se hallaba ahora una especie de flor negra de la cual salían todas las ráices que se podían apreciar.
-Vaya...
Jun levantó la cabeza y miró a su Madre bruscamente.
-Parece que la flor no ha tardado en aparecer. No temas, es normal. Eso quiere decir que estás al máximo de tu poder. Ahora tu cometido será evitar que la flor salga de tu cuerpo. Si lo haces... podrías morir, así que ten cuidado, hija.
La chica se asustó un poco.
¿Podía ser mortal aquel tipo de entrenamiento? Eso debía habérselo explicado antes, ¿no?
-Concéntrate, Jun. ¡Tú puedes conseguirlo!
Entonces su concentración llegó al máximo de su capacidad.
La flor intentaba salir del cuerpo de la chica, pero ésta se lo impedía como podía.
Finalmente, Jun volvió a cerrar los ojos y volvió a concentrarse en ese pequeño mundo blanco.
"Bien... veo que tu fuerza de voluntad es grande y pura... Te permitiré usarme..." dijo la voz.
Después de eso, la flor comenzó a introducirse de nuevo en la piel de Jun y las raíces se metieron con ella.
-Lo has conseguido...
Ésta volvió a mirar a su Madre y sonrió cálidamente.
-¿Quieres pasar al segundo nivel?
Jun afirmó decididamente.
Sabía que estaba en sus manos el poder salvar a Michael, así que trabajaría duro y se esforzaría al máximo por ayudarlo.
Pues esa era ahora, su misión más importante.
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