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viernes, 16 de julio de 2010

Corazón oscuro 19

Episodio 19º

Cuando Jun llegó a su casa junto con su Padre, éste la soltó nada más entrar en el salón.
La chica se quedó parada justo donde él la había dejado y el hombre siguió de largo hasta la cocina.
-Vaya... ¿qué crees que pueda hacer, Jun?- le preguntó Lirin, desde un lugar lejano en su cabeza.
La chica bajó la cabeza.
Nunca se había planteado que su Padre pudiese hacerle algo, así que no sabía muy bien qué pensar.
-Ya sé que no puedes odiarle, pero... Si te llega a hacer algo, no respondo.
Ésta levantó la cabeza rápidamente y negó con fuerza.
Lo último que quería era quedarse huérfana. Eso sería algo que no podría soportar, y mucho menos el perder también a su Padre por su culpa.
-Sé que es duro, pero es mi deber...
El rostro de Jun mostraba preocupación.
Sabía perfectamente que Lirin no dudaría ni un instante en asesinar a su Padre a sangre fría, no importaba lo que ella pensase al respecto. Esa espectro siempre se había hecho cargo de cosas como esa y no sería la primera vez que lo hacía.
Después de todo, había matado a su Madre sin dudarlo siquiera.
-Ya sé, iré a ver a los de arriba para ver qué ha pasado. Así seguro que soluciono algo. Tú aguanta mientras no esté.
Ella afirmó.
Tenía esperanzas de que todo se solucionase, pero no sabía si Lirin sería capaz de lograrlo.
Aún así, ahora confiaba en ella.
Al cabo de un rato, la espectro se materializó en un espacio con nubes negras por todos lados.
Ésta avanzó entre ellas hasta que llegó a un castillo totalmente oscuro y tenebroso. La verdad es que iba a corde con ella misma.
Una vez dentro, subió una enorme escalera de caracol y llegó a la planta más alta de todas las que allí habían.
Caminó por un pasillo decorado con plantas negras y algunos cuadros atormentadores.
Después de un rato, entró en una gran sala en la cual habían muchos asientos elevados en los que se encontraban algunas personas sentadas. La chica se puso en el medio de la sala mirando hacia esas personas que no tenían aspecto, pues nadie antes había podido verlos bien debido a las sombras de la estancia, y colocó una rodilla en el suelo a modo de reverencia.
-¿Qué se te ofrece, Lirin?- preguntó una voz como de anciano.
-Discúlpenme, señores. Pero... me gustaría saber una cosa referente a mi misión.
-Tú dirás- le dijo otra voz de mujer un poco más joven.
-Verán, quería saber por qué han mandado a Greck a por mi protegida.
-Ah... así que era eso.
-Sí. Ustedes me concedieron más tiempo para ella y es por eso que no entiendo su decisión de enviarlo.
-Verás... todo es parte de algo que teníamos planeado desde hace tiempo. Me temo que no puedes saber más sobre eso.
-Pero... ¿piensan volver a enviarlo?
-Eso no podemos desvelártelo.
-Pero...
-Hemos acabado. Si no tienes nada más que decir, es momento de que te vayas.
-Bien... pero os diré algo. Si lo volvéis a enviar y ataca a Jun, no dudaré en matarlo.
-Tú verás lo que haces. Después de todo, cada uno de vosotros tenéis una misión que cumplir.
-Puedes irte- le dijo otro de los allí presentes.
-Adiós- dijo mientras se levantaba y se encaminaba hacia la puerta de salida.
Cuando hubo salido de la estancia, no pudo evitar enfadarse y golpear con su puño derecho una de las paredes cercanas a ella.
-Vaya, vaya... te veo enfadada, Lirin- le dijo una voz conocida.
-No es momento para estupideces, Greck. No estoy de humor para aguantarte.
-Bueno... si tú lo dices. Pero he de decirte algo importante.
-No me interesa. Sea lo que sea lo que tengas que decirme, puedes guardártelo.
-¿Y si eso incluye a tu protegida?
-¡¿Cómo?!- dijo mirándole bruscamente.
-Lo que oyes, Lirin.
-¡Dime lo que sepas ahora mismo!- dijo mientras iba hasta él y le agarraba del cuello de la camisa.
-Tú dijiste que no te interesaba...
-¡Cómo no me lo digas, date por muerto!
-Vale, vale... cómo te pones, eh... Solo sé que están jugando con ella, Lirin.
-¿Ju... jugando con ella?
-Eso mismo. Lo único que quieren los de "arriba" es librarse de ti o, en todo caso, de mí.
-¿Eh? Creo que no lo pillo...
-A ver... ¿Quién era tu Padre?
-Mi Padre era uno de los de "arriba" antes de morir...
-¿Y cómo murió?
-Pues... me dijeron que le dio un ataque al corazón...
-¿Te dejaron ver su cadáver antes de ser enterrado?
-No...
-¿No crees que es sospechoso que incluso lo enterrasen antes de habértelo dicho?
-Ahora que lo dices... sí.
-Aquí está mi opinión. Creo que él no coincidía con ellos en algunos planes y no tuvieron más remedio que asesinarlo porque sabía demasiado y podía desvelar su secreto, fuese cual fuese. Y ahora, tú que eres su hija, podrías enterarte de qué planean y serías una amenaza para ellos.
-Pero... eso sería ir demasiado lejos...
-¿No crees que sea raro el que te hayan mandado a "proteger" a una chica como parte de una maldición y que encima te hayan atado a ella con esa marca que lleva? Lo único que querían era alejarte de ellos lo más que podían y, ahora que están cerca de lograr su objetivo, lo único que quieren es acabar cuanto antes con ella para que no te de tiempo a reaccionar. En otras palabras, esa chica es un señuelo y lo único que quieren es entretenerte defendiéndola de mí.
-Yo ya veía raro que le hubiesen puesto una maldición a esa chica y que me hubiesen enviado a mí, una de las más fuertes de todos los espectros. Pero...
-¿Acaso sigues sin verlo? Solo te están distrallendo para poder hacer lo que les plazca. Recuerda que eres una amenaza para ellos.
-Eso es ir demasiado lejos. ¿Insinúas que los de "arriba" tienen un plan de conspiración o algo por el estilo?
-Es posible que no sea nada y solo se hayan equivocado al enviarme, pero aún así lo veo raro. Después de todo, ellos no suelen cometer errores, y menos de ese tipo.
-Después de lo que me hiciste en aquella misión... ¿crees que te voy a creer, Greck?
-Es decisión tuya el creerme o no, yo solo te advierto de lo que hay.
-Entiéndeme, no eres de fiar para mí.
-Lo sé... Después de meditarlo, comprendí que no debí abandonarte allí, Lirin.
-Pude escapar gracias a que no me distinguieron de los muertos que se encontraban en aquel lugar, pero debiste ayudarme a huir...
-Lo siento por eso, Lirin... Tú estabas allí como mi supervisora e intentaste protegerme como tal, pero cuando te hirieron por protegerme... no pude ayudarte y salí corriendo... Pero era joven e inexperto, en ese momento no podía hacer nada...
-Esas son excusas baratas, Greck.
-Sé que ahora no te servirá de nada que te lo explique, pero aún así te lo digo.
-Ya, ya... como quieras. He de volver, las cosas se han puesto feas allá abajo...
-Vale...
-Adiós- dijo mientras abría otro agujero negro y se evaporaba tras él.
Cuando llegó al mundo humano, pudo ver que se encontraba cerca de la casa de Jun, así que se puso rumbo hacia ella.
Una vez hubo entrado en la vivienda, se dio cuenta de que no había el menor de los ruidos.
Ya se estaba temiendo lo peor, así que subió a todo correr por las escaleras y entró rápidamente en el cuarto de su protegida.
Al cabo de unos instantes, pudo verla tumbada boca abajo sobre la cama.
Se acercó lentamente y le puso una mano en la espalda.
-Jun... ¿estás bien?- le preguntó con algo de miedo.
Esperó durante unos segundos, pero ya no cabía en sí de preocupación, así que la viró poco a poco para poder ver su rostro.
Después de dejarla boca arriba, se asustó al ver lo que había descubierto.
Tenía uno de sus ojos morado y una mejilla hinchada, además de que tenía un pequeño hilo de sangre saliéndole por la nariz.
Estuvo indagando un poco más y pudo apreciar que tenía un pequeño corte encima de la ceja izquierda y, después de levantarle las mangas de la camisa, vio algunos moretones en sus brazos.
-Maldito sea...- dijo, furiosa.
-No deberías enfadarte así, te hace ver más fea de lo que ya eres.
-¿Qué... quién...?- dijo virándose hacia la puerta-. No... no puede ser... ¡¿tú...?!
No podía creérselo.
¿Cómo podía verla? ¿quién era realmente?
Estaba segura de que aquello no podía ser cierto pero, desgraciadamente, lo era.
-Veo que te sorprende que pueda verte, después de todo, "soy un simple humano" o eso pensabas, ¿verdad?
-¿Cómo es posible...?
-Bueno... digamos que es comprensible que estés así.
-Pero... tú eres... el Padre de... de Jun...
-Lo sé. Siempre supe que tú existías, pero en cuanto asesinaste a mi mujer... me temo que no pude seguir con el plan.
-¿Pla... plan?
-Exactamente.
-Será mejor que me lo expliques ahora mismo- dijo mientras hacia que su espada negra se materializase de nuevo en su mano derecha y le apuntaba con su filo.
-Me temo que no podrá ser, chica. No puedo explicarle el plan a alguien ajeno a él, lo siento.
-Maldito seas- dijo mientras se abalanzaba sobre él.
-No deberías atacar a alguien superior a ti, Lirin.
-¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó, parándose en seco.
-Me temo que eso tampoco puedo decírtelo.
-¡Serás...!- dijo retomando el camino que había iniciado momentos antes.
Cuando fue a darle con el filo de su arma, este desapareció de repente y apareció de nuevo a su espalda, propinándole así un fuerte golpe en el omóplato izquierdo.
Lirin, dolorida, cayó de rodillas y, llevándose una mano a la zona afectada, le miró desde donde estaba.
-¿Cómo puedes...?
-Ahora ya no puedes hacer nada por ella- dijo mientras enfocaba a Jun-. Tu trabajo ha terminado...
Después de eso, la apuntó con su brazo derecho y la levantó del suelo, como controlándola telepáticamente.
-¡Suéltame, cabrón!- dijo mientras intentaba zafarse de su control.
Acto seguido, éste abrió la ventana que allí dentro se encontraba y la lanzó por ella.
Ésta salió disparada con tal fuerza, que impactó contra una casa y rompió la pared al chocar contra ella. Seguidamente, cayó al suelo de la calle.
Se intentó poner en pie, pero no pudo hacerlo y lo máximo a lo que llegó fue a ponerse de rodillas.
Cuando miró hacia la ventana por la que la habían lanzado, pudo ver que el "Padre de Jun" la miraba con una sonrisa en los labios mientras hacia una especie de sello alrededor de la casa.
Estuvo así durante unos instantes y por fin comprendió que ya no podía hacer nada por su protegida.
La habían encerrado dentro de su casa y no había forma de entrar a rescatarla.
No sabía qué podía hacer para ayudarla, ¿sería ese el fin?
Tenía que hacer algo, pero... ¿qué?

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