La esfera oscura se acercaba cada vez más hasta donde ella se encontraba, haciendo así que todo el entorno se vaporizase.
Jun pensó lo más rápido que pudo, pero no encontró ninguna forma de pararla, así que optó por esquivarla.
Intentó saltar, correr o desaparecer con algún tipo de finta, pero algo le impedía moverse de donde estaba.
Rye, al darse cuenta de que ella intentaba huir, se rió a más no poder.
-Ja, ja, ja... ¿qué pasa? ¿no puedes moverte? Qué lástima.
-¿Qué... qué demonios has hecho?
-¿Yo? Nada, nada... simplemente he modificado la esfera para que agrande la gravedad lo suficiente como para que no puedas levantar un palmo del suelo, solo eso.
-Pagarás por esto...
-Ah, y no te lo pierdas. Como la gravedad ha aumentado, tampoco puedes usar tus raíces para defenderte. ¿A que es genial? Ahora no tienes oportunidad alguna de escapar.
-Tsk...
-Bueno... antes de que mueras... solo quiero que sepas que yo no pensaba tener una hija, pero... las circunstancias, ya sabes.
-¿Además me atacas psicológicamente? No eres muy buen Padre que digamos.
-Nunca tuve la intención de serlo.
-Algo así me temía ya...
Jun había dejado de forcejear para bajar los brazos y la cabeza, mirando así al suelo con una expresión de tristeza en el rostro.
-Vaya... ¿te rindes así de fácil? Nunca pensé que tardaría tan poco.
-¿Pero de qué hablas? Yo jamás me rendiría ante ti. Simplemente me concentro.
-¿Cómo?
-Pegar patadas y atacar con mis raíces no es lo único que sé hacer.
Acto seguido, una fuerte energía negra brotó de los poros de la piel de la chica, atrayendo hacia sí toda la energía de los elementos de la naturaleza más la de las cosas que allí se encontraban tiradas.
-¿Sabías que aunque las cosas estén muertas, aún poseen algo de energía vital? Eso es lo que hace que luego puedan nacer plantas y animales nuevos.
-¿De qué me hablas ahora...?
-De nada, solo de tu total destrucción.
Seguidamente, las raíces negras de Jun comenzaron a salir de su espalda, siguiendo los puntos estratégicos que la energía iba dejando alrededor de la chica y solidificándose en el acto.
-Pero... ¿qué demonios haces? ¿Cómo es posible que se puedan sostener en el aire?
-Simplemente se dejan llevar por la energía del ambiente.
Cuando Rye pudo darse cuenta, de la espalda de su hija habían salido muchas más raíces.
Al cabo de un rato, todo paró y Jun se quedó con una especie de enredadera pegada a su espalda, la cual sobresalía por todos los lados de su cuerpo.
-Es una especie de prolongación de mi espalda, ¿te gusta?
-Maldita mocosa... Por mucho que luches, jamás conseguirás parar esa esfera oscura.
-Eso es lo que tú te crees.
A cada segundo que pasaba, la esfera se iba acercando cada vez más a su objetivo.
Iba lenta, pero segura. Jamás fallaría el acierto, eso estaba completamente claro por entonces.
Justo cuando quedaban apenas tres metros para que llegase hasta la chica, su largo pelo negro azabache, el cual estaba ondeando al viento en dirección a la esfera, había comenzado a ser desintegrado y estaba haciéndose cada vez más corto.
Y entonces, una luz roja recorrió la silueta entera de Jun, deteniendo así la desintegración de su cabello.
Todas las raíces prolongadas en su espalda se comenzaron a juntar, formando así una sola raíz, la cual partía desde un metro más arriba de la cabeza de ella y bajaba hasta el suelo, anclándola en el suelo. Era como una especie de barra negra de hierro, en la cual Jun se estaba apoyando, solo que ésta salía de su espalda.
La esfera se acercó dos metros más y nada de ella era absorbido ya.
-¿Có... cómo es posible?
-Simplemente mi energía se ha igualado a la de tu ataque. ¡Eso ya no puede dañarme!
Rápidamente, la esfera comenzó a fragmentarse y los pequeños trozos que se iban separando de ella eran absorbidos ahora por la gran raíz negra proveniente de la espalda de Jun, la cual sonreía sin ninguna contemplación.
-Veamos si eres capaz de soportar tu propio ataque.
-¡¿Qué?!
Enseguida, cuando la esfera fue absorbida por completo, la susodicha comenzó a formarse de nuevo en el extremo superior de la gran raíz.
-¿Pero qué mierda...?
-Je, je, je... “ La oscuridad más tenebrosa siempre estará presente en este mundo. Para que eso se haga realidad, invoco el poder de la piedra negra, la causante del poder más maligno de todo el planeta. Hágase la voluntad de la oscuridad, rebosante de maldad. ¡Bola oscura del caos!” ¿recuerdas?
Y entonces, la esfera salió de donde se estaba formando y avanzó, con más rapidez aún que antes, hasta donde Rye se hallaba.
Éste intentó huir pero, como había pasado momentos antes con su hija, no podía moverse.
-¿Te resulta difícil moverte? Qué lástima. ¿Quieres que te lo explique o te haces a la idea? Ja, ja, ja.
-Es imposible, nadie puede devolverme este tipo de ataque, ¡no puede ser posible!
-Pues lo es, hazte a la idea, idiota.
Los ojos de Jun, rebosantes de oscuridad, miraban a su enemigo con desprecio.
Ni siquiera la persona con mayor fuerza podría escapar de aquel ataque, solo ella era capaz de tal cosa.
La esfera siguió su camino hasta que algo la detuvo.
-¿Pero qué...?- preguntó Jun, extrañada.
-El aire no pesa, aún puedo controlarlo para desviar su trayectoria.
-Eso piensas, pero... lo siento. No podrás lograrlo.
-¿A no?
-No.
Y entonces, los brazos de Rye comenzaron a ser cortado por algo.
-¿Qué...?
-Estabas demasiado entretenido intentando desviar la esfera, así que me tomé la molestia de acercar mis raíces negras restantes hasta ti para cortarte un poco, ¿te importa?
-Grrrr...
-Oh... no te pongas así, hombre, solo serán unos cortecitos de nada. No te duelen, ¿a que no? Je, je, je...
-Insolente... Solo me queda contraatacar.
-¿En serio? ¿Y cómo, si se puede saber?
-Con lo mismo que tú...- dijo mientras juntaba las manos como podía- ¡Bola oscura del caos!
Las dos esferas impactaron la una contra la otra, creando así una gran onda negra que los hizo caerse de espaldas a los dos.
Mientras tanto, Lirin, la princesa, Arisa y Saya corrían desesperadas por encontrar a Jun.
-¿Dónde puede estar?
-¿Creéis que estará bien?
-Claro que lo estará. Es mi hija, después de todo.
-Princesa, perdone que la contradiga, pero... cuando Jun se enfurece, puede hacer cosas realmente horribles que incluso puedan dañarla a ella.
-Sí, pero... jamás sería capaz de fallar. Por algo nos ha dejado atrás, ¿no?
-Bueno... eso es cierto.
-Cuidado, chicas, un guardia viene por ahí- les avisó Saya, la cual montaba guardia mientras las demás hablaban.
Después del aviso, todas se escondieron como pudieron.
Una vez el guardia hubo pasado, volvieron al lugar donde se hallaban y continuaron la búsqueda.
-No puede andar muy lejos, la energía de Rye está cerca...
-Pero a lo mejor es energía residual. Pasa mucho por aquí.
-Ninguna de nosotras puede sentirlo bien, solo Jun es capaz de ello. Sin ella, estamos totalmente perdidas. Y me refiero a perdidas de no saber dónde estamos.
-En eso tienes razón, Lirin. Solo ella puede sentirlo con claridad.
-En ese caso... tendremos que informarnos de donde está. ¿Por qué no preguntamos?
-Saya... ¿estás loca? ¿A quién quieres preguntarle?
-Pues a Greck. ¿No está por aquí?
-Anda, tienes razón. Él tiene que andar por el castillo. Si lo encontramos, podremos pedirle ayuda.
-Pero... ¿dónde puede encontrarse? Este sitio es bastante grande...
-Yo puedo llamarlo- resolvió Lirin-. Tenemos una especie de conexión.
-¿La conexión de rosas negras?
-Supongo... aunque no lo sé con claridad...
-Lirin, sabes lo que esa conexión indica, ¿verdad?
-Sí, pero... no estoy segura, después de todo.
-¡Eso da igual ahora! Mientras nosotras estamos aquí perdiendo el tiempo, Jun podría estar en peligro.
-Saya tiene razón. Lirin, llámalo.
-De acuerdo.
La espectro junto las manos y las pegó a su frente en forma de oración.
Cuando hubo acabado, un agujero oscuro se formó ante ellas y un chico alto y de pelo negro salió de él bastante preocupado.
-¿Qué pasa, Lirin?
-Greck, necesitamos tu ayuda.
En otro lado del lugar, Jun se había levantado lentamente y su Padre había hecho lo mismo.
-Por los pelos...
-Has sido listo, pero esto aún no ha acabado...
-¿Te crees que no lo sé, niñata? Aún me queda despedazarte lenta y dolorosamente.
-Eso no te lo crees ni tú.
-Veámoslo pues.
Entonces, Rye se evaporó.
Jun lo buscó, pero no lo encontró hasta que ya fue tarde y éste le pegó una fuerte patada en el centro de la columna, por su espalda.
La chica salió disparada en dirección a los árboles y cuando pasó junto a ellos se agarró de una rama, giró sobre ella y se soltó rápidamente, yendo a toda velocidad en dirección a su Padre, el cual no se esperaba aquella reacción.
Antes de que sus pies impactaran contra el rostro de su enemigo, éste se agachó, haciendo así que ésta se le pasara de largo pero, justo cuando volvió a incorporarse, ésta le atacó por su espalda, echándolo así al suelo a unos metros de ella y cayendo ésta en el suelo para levantarse acto seguido.
-Grrrr...
-Hay más árboles, ¿sabías? Debiste pensarlo antes de levantarte de nuevo.
-Tengo que reconocer que eres hábil, pero no más que yo.
Seguidamente, Rye se levantó y levitó gracias a un pequeño impulso de aire que mantenía debajo de su pies.
-Tornado de oscuridad- dijo mientras las corrientes de aire se juntaban y formaban un gran torbellino en el centro de los dos.
La chica se vio atrapada por su gran fuerza y fue absorbida hacia su interior.
Momentos después, su Padre la siguió para golpearla mientras ésta estaba despistada.
La chica se dio cuenta y lo recibió con un fuerte puñetazo en el estómago, evitando así su principal patada.
Los dos estaban en el aire, intercambiando golpes, mientras el tornado seguía actuando a su alrededor.
La fuerza con la que se golpeaban era inimaginable, pero ninguno de los dos parecía flaquear ante el otro.
Al cabo de un rato, Jun le dio una patada en el pecho a Rye y lo lanzó lejos de ella. Seguidamente, sus raíces salieron de su espalda y comenzaron a girar en la dirección en la que el tornado lo hacía.
Después de unos instantes, el torbellino estuvo inundado por completo de las raíces negras y el aire que allí giraba se detuvo.
Su Padre se encontraba ahora atrapado entre las raíces de las paredes de aquel tipo de recinto cerrado mientras que Jun se hallaba subida sobre una especie de plataforma formada en la pared de enfrente.
-Bueno... ahora que te tengo bien sujeto... ¿qué te parece un poco de diversión?
-No tan rápido, querida...
Y en seguida, las raíces que lo sujetaban fueron cortadas y éste liberado, cayendo momentos después en el suelo.
Seguidamente, toda la torre fue destruida gracias al aire cortante que Rye controlaba.
Jun cayó al suelo a unos metros de él y entonces el aire la cortó en la cara, dejándole un corte en su mejilla izquierda.
-Ya te dije que eso era inútil.
-Puede que sí, pero... ¿qué tal un poco de piedra?
-No caeré dos veces en el mismo truco.
-Tienes razón, esta vez te aplastaré de verdad.
Cuando Rye pudo darse cuenta, una enrome roca se acercaba a gran velocidad contra él, pero éste la esquivó haciéndose a un lado.
La roca le pasó de largo y se perdió en el bosque a su espalda.
-Te lo dije.
-Deberías estar más atento a lo que sucede realmente.
Y entonces, la roca regresó y lo golpeó en la espalda, llevándoselo así consigo.
Antes de impactar contra un árbol, Rye superó la velocidad y se apoyó en la parte superior de la roca, para momentos después saltar y ponerse por la otra cara de esta, evitando así estar entre la roca y el tronco de dicho árbol.
-Nunca aprenderás- se burló Jun.
Entonces, la roca se detuvo antes de impactar y se movió en la dirección opuesta, para impactar momentos después en otro árbol, a mayor velocidad, y teniendo a su enemigo en medio de los dos objetos.
Cuando todo pasó, la roca cayó al suelo, inmóvil y Rye se encontraba pegado al árbol y sangrando bastante por algunos cortes de su piel.
Momentos después, cayó al suelo.
-¿Qué tal la experiencia?
-Tsk... Ahora verás...- dijo mientras se levantaba como podía.
Entonces se levantó y desapareció en el acto.
Jun, bastante sorprendida, miró en todas direcciones y luego caminó dos pasos hacia atrás.
-No conseguirás nada escondiéndote.
-No pretendo esconderme- dijo una voz desde un lugar lejano-. Simplemente me preparo para asestar mi mejor golpe.
-Ya... claro.
Acto seguido, Rye apareció justo encima de su hija para propinarle una fuerte patada sobre la cabeza.
Para su mayor sorpresa, la chica fue capaz de verlo y, antes de que pudiese darle, desapareció ella también y luego apareció a unos metros de él.
-Te dije que no lograrías nada con eso.
-Ya... puede que no cuerpo a cuerpo, pero... ¿qué tal un poco de aire para... “airear” el ambiente?
-¿Qué?
Y en ese momento, el cuerpo de Jun fue cortado en multitud de lugares, de los cuales salió un poco de sangre momentos después.
-¿A que ahora sí que te he dado?
-Maldito seas...- dijo, enfadada.
-Qué mal perder.
Antes de que pudiese seguir burlándose de ella, la chica se esfumó en el aire y apareció justo detrás de él.
Una vez lo hubo hecho, antes siquiera de pisar el suelo con sus pies, comenzó a lanzar una gran cantidad de golpes con sus puños en dirección a Rye.
Éste, como cabía esperar, la pudo sentir y empezó a esquivar todos los golpes que veía.
-Eso no te servirá de nada, solo atacas a la desesperada- le dijo, sonriente.
-Al menos es hacer algo.
-Si juegas con cuchillas, te puedes cortar.
A medida que Jun le iba lanzando golpes, sus brazos quedaban cada vez más cortijeados.
Parecía no tener fin, pues siempre era cortada en un nuevo sitio de su piel.
-Vas a acabar pareciendo un colador, ja, ja, ja...
Pero la chica no respondió.
En vez de eso, se agachó tanto como pudo, puso sus manos en el suelo e hizo el pino.
Acto seguido, abrió las piernas a ambos lados lo máximo posible y comenzó a girar sobre sí misma.
Rye, en un acto reflejo, saltó hacia atrás y se alejó de ella, pues sabía que sus piernas tendrían más fuerza que sus brazos.
-Buen movimiento, pero sigue sin ser suficiente.
Pero no le dio tiempo a reaccionar, pues Jun ya se encontraba justo a su lado.
Y, sin darle apenas tiempo a verlo, ésta le dio un fuerte golpe con una de sus piernas, haciendo así que cayese al suelo.
Una vez se hubo caído, Jun paró de girar, juntó los pies en lo más alto y volvió a colocarse boca arriba.
-¿Y ahora qué?
-Que me hayas tumbado no quiere decir nada. El aire sigue siendo mi aliado.
Y entonces, el aire de alrededor se concentró en el cuerpo de su hija, haciendo así que esta saliese volando.
Estando en el aire, la presión era tan alta que la chica no podía incorporarse y, al cabo de un rato, cayó sin control alguno.
-Y ahora... el golpe final- se rio Rye.
Justo cuando Jun estaba a su altura, el hombre elevó una pierna y le pegó una fuerte patada en el estómago, haciendo así que se estampase contra el suelo que se encontraba ahora a unos cuarenta centímetros de ella.
La chica, al impactar contra el piso, echó una pequeña cantidad de sangre por la boca y acto seguido quedó inconsciente, pues no se había golpeado solo en el cuerpo, también lo había hecho en la cabeza. Lo que también había hecho que sangrase bastante por la parte posterior de esta.

-Ja, ja, ja... parece que al fin has muerto- se rio al ver los ojos abiertos e inexpresivos de su hija.
-¡Jun!- gritó alguien desde lo profundo del bosque.
Rápidamente, las demás junto a Greck se acercaron corriendo y la vieron allí, tumbada sobre el suelo sin un atisvo de vida en su cuerpo.
-¡Jun, no!- gritó la princesa.
-Me temo que sí, querida mía. Parece mentira que nos tengamos que ver así, ¿no te parece?
-¿Cómo te has atrevido? ¡¿No tienes siquiera un atisbo de amor en tu interior?!
-Me parece a mí que no, lo siento, ja, ja, ja.
-¡Eres un monstruo!- gritó Lirin mientras se avalanzaba sobre él.
Pero justo antes de saltar, Greck la agarró del brazo y la hizo detenerse.
-No te precipites.
-¡Pero Jun está...!
-Lo sé, pero debemos esperar. Si ella no ha podido, tú ni siquiera llegarás hasta un metro de él.
-Greck tiene razón- corroboró Arisa-, ella solo ha podido cortarle un poco. ¿Qué podrás hacer tú, que eres más dévil?
-Pero...
-¡Rye!- gritó la princesa- ¡Juro que pagarás por todo lo que has hecho!
-Oh... qué miedo me das- dijo burlándose.
Todos estaban bastante furioso, pero ninguno podía hacer nada.
Todo aquello se les había ido de las manos.
Con Jun fuera de combate, solo quedaban cuatro personas con poderes como para hacer algo, pero todos ellos eran inferiores a Jun mil veces, por lo que ni siquiera estaba seguro que fuesen siquiera a acercarse al enemigo.
Al cabo de un rato, Saya avanzó unos pasos con la mirada fija en los ojos de Rye y decidida por algo que los demás no sabían qué era.
-Rye...- comenzó- ¿sigues ahí dentro?- preguntó.
-¿De qué hablas, Saya?- le preguntó Lirin.
-¿No lo sentiis?- les preguntó a los demás- El verdadero Rye no es ese que vemos. Yo puedo sentirlo claramente porque también fui así antes.
-¿Quieres decir...?
-Sí. Rye también tiene una parte oscura, al igual que le pasó a Jun conmigo. De alguien tuvo que heredarlo... ¿no?
-Ahora que lo dices... Una vez lo vi por los pasillos cuando era pequeña y nunca tuvo la misma cara que comenzó a tener hace unos años, justo antes de que mi Padre fuese asesinado por él empezó a cambiar.
-En su caso... la maldad fue más fuerte que la bondad. Si Lirin no hubiera ayudado a Jun cuando le ocurrió, ella sería así también.
-Fue una suerte que apareciese en ese momento...
-¡Rye!- volvió a gritar Saya-. ¿Sigues ahí dentro?
-Ja, ja, ja... parece que os habéis dado cuenta de que soy su parte oscura. Estoy muy impresionado por vuestra inteligencia, pero... me temo que el antiguo Rye ya está muerto. ¡Ahora yo soy el que domina este cuerpo y ningun insecto va a quitarme eso! ¡Ja, ja, ja!
-¡Rye, si puedes oirme, haz algo! ¡Yo sé que tú no quieres hacernos daño! ¡Lucha contra la maldad de tu interior!
-Jamás conseguirás que... ugh- dijo mientras se agarraba el estómago.
-¡Sé que puedes hacerlo, Rye, lucha!- siguió gritando Saya.
-Pero Saya, aún no sabemos si sigue ahí...- se apresuró a decirle Arisa.
-Él sigue ahí, lo sé porque puedo sentirlo. Es la misma sensación que cuando Jun intentaba salir de mí.
-Grrr...- dijo Rye al ver que las palabras de Saya surtían efecto-. Jamás lograréis nada... tengo al verdadero Rye atado. Nunca podrá soltarse.
-¡Eso es lo que tú te crees! ¡Si él lucha, será capaz de soltarse! ¡Vamos, Rye, yo sé que tú puedes!- gritó con más fuerza.
-Argggg...
Y justo en ese instante, en el estómago del cuerpo de Rye comenzó a formarse una especie de agujero negro que se iba haciendo cada vez más grande.
-Mirad eso- remarcó Lirin.
-¿Qué es?
-Creo que lo sé... Como las fuerzas de ambos son tan grandes, al chocar, han creado una especie de agujero negro capaz de absorver todo aquello a su alrededor.
-¡Alejáos!- gritó Rye inesperadamente.
-¡Ese es el Rye bueno! ¿Veis como sí estaba?- se alegro Saya intentando hacercarse.
-No vayas, te absorverá si lo haces- le dijo Greck mientras la sujetaba de un brazo.
-¡Pero Rye!
-Eso no importa, alejémonos.
-¡Pero ¿Y Jun?!- gritó la princesa.
-Por ella ya no podemos hacer nada, lo más importante somos nosotros, corred, detrás de un árbol.
Y entonces, todos corriron al árbol más cercano.
Desde la distancia, pudieron ver cómo Rye se retorcía de dolor agarrándose fuertemente la barriga.
-Después de tantos años no te pienso dejar salir ahora que estoy a punto de controlarlo todo por completo. Una vez consiga lo que quiero... tú desapareceras por completo...- dijo la parte malvada.
-Pues yo no pienso seguir atado, Saya tiene razón. Voy a acabar contigo de una vez por todas...- dijo la parte buena- No te perdonaré lo que le has hecho a mi familia, y mucho menos lo de mi hija... ¡Acabaré contigo!- gritó, furioso.
Acto seguido se llevó las manos a la cabeza y una especie de aura maligna comenzó a salir de él por la boca.
Al cabo de un rato, esa aura empezó a formar la misma forma de Rye pero más difunada a causa de ser solo un aura y se separó de su cuerpo original.
-Maldición- exclamó.
Seguidamente, el cuerpo de Rye cayó de rodillas junto al de su hija.
-¡Lo ha logrado!- gritó Saya.
-Sí...
-No puede ser...
-¡Jun!- gritó el Rye bueno.
-Hay... una forma de solucionar esto- dijo Saya.
-¿Qué?
-Le daré... mi energía vital a Jun... Tiene que funcionar, después de todo, tenemos la misma energía vital, ¿no?
-Pero Saya... eso te haría morir a ti.
-Lo sé, pero no me importa. No lo sabéis, pero... a pesar de ser una parte malvada como la de Rye, hay algo que nos diferencia a los dos. Esa cosa es que yo aprendí a querer a mi otra parte y a protegerla, y esa es Jun. Mientras que la de Rye solo quería dominar el mundo.
En cierta medida, también es como si le quisiera, porque quiere darle todo, pero aún así... lo ha hecho de una manera horrible, pisoteando y asesinando a todo aquel que se le ha cruzado. Y si hay algo que no soporte es que pisoteen a Jun. Eso sí que no puedo perdonarlo.
Después de decir eso, Saya se fue acercando poco a poco hasta donde Jun y Rye se encontraban.
A medida que avanzaba, su aura se iba haciendo cada vez más visible hasta cierto punto que empezó a correr en dirección al aura maligna del Padre de Jun.
-¡Y tú te vienes conmigo para que no puedas volver a hacerles nada malo!- gritó justo antes de saltar contra él y arrastrarlo consigo hasta dentro del agujeron negro.
La energía de dicho agujero era tan potente que ni siquiera el aura maligna de Rye pudo resistirse y fue absorvido a un lugar del que jamás regresará.
A la vez que Saya era absorvida también, su aura iba siendo enviada al cuerpo sin vida de Jun y quedándose así ella sin energía vital.
-Gracias por tratarme... tan bien- fue diciendo mientras aún le quedaban fuerzas- Dadle recuerdos... a Jun y a Michael...Adiós... chicas...- dijo antes de cerrar los ojos y enviar el último pedacito de aura a Jun.
Al cabo de un rato, el agujero se consumió solo y desapareció por completo.
En ese instante, todos corrieron hasta Jun y su Padre, él cual la sostenía entre sus brazos.
-¡Jun!- gritó su Madre mientras se arrodillaba junto a ellos.
-Tranquila... ahora respira- la tranquilizó Rye.
-¡Mi querida hija!- gritó mientras comenzaba a llorar.
-Se pondrá bien... Yo... yo lo siento tanto...
-No fue culpa tuya...
-Sí lo fue... Si yo hubiese sido más fuerte...
-Eso no habría importado, él siempre es más fuerte.
-Pero si me hubiese esforzado más en retenerlo...
-Nadie podía ayudarte, no fue culpa tuya.
-Princesa...
-Yo sabía que no podías ser así...
Y entonces, se dieron un emotivo abrazo.
Dos años después...
En el instituto Heisner un grupo de alumnos corrian en el gimnasio de un lado para otro.
En una esquina, sobre un banco, habían una chica y un chico sentados mientras charlaban.
-¿Ya te han dicho cuándo tienes que ir para empezar a estudiar cómo dirigir un reino?
-No... mi Madre no me ha llamado, y no puedo hablar con Lirin porque está muy ocupada reinsertándose en las misiones del ejército.
-Entonces aún nos queda un tiempo para estar juntos... ¿no?- le dijo el chico mientras le pasaba un brazo por encima.
-Sí... diría que sí.
-¡Eh, capitán! ¡Apresúrate y ven a echarnos una mano!- le gritó el portero del equipo de fútbol, Ren.
-¡Ya voy! ¡Qué aguafiestas sois, coño!
-Tranquilo, ve a jugar.
-Tú también deberías, eres buena.
-No tanto como vosotros.
-Pero si una vez les pegaste una paliza.
-Bueno, eso era cuando estaba en forma.
-¿Y ahora no lo estás?
-Claro que no. Hace tres años que no me muevo como antes...- dijo mientras miraba al suelo, triste.
-No pongas esa cara...
-Es que echo de menos a Saya...
-Ella se sacrificó por ti... no le gustará verte así desde donde quiera que esté. Seguro que ella prefiere verte feliz. Como siempre.
-Sí... supongo que sí...
-¡Capitán, venga!- le gritó John.
-¡Voy, voy! Por cierto- le dijo antes de irse- te veo después en la esquina del árbol caido, tengo que decirte algo.
-Ah... vale- le dijo, preocupada.
El tiempo pasó y la clase de gimnasia terminó.
Pronto, los alumnos se fueron a las partes del centro donde mejor pasaban los recreos y Jun se fue a la esquina nombrada para esperar a Michael, que tendría que estar cambiándose en el vestuario.
Cuando llegó, se encontró allí a Lisy y a Tom, hablando amigablemente.
-Ho... hola...- les dijo.
-¡Anda, hola, Jun!- le dijo Lisy, muy contenta.
-¿Qué haces por aquí?- le preguntó Tom.
-Michael me dijo que me quería ver aquí...
-Ah, pues os dejamos. Nos vemos luego, Jun- le dijo Lisy muy amigablemente mientras se iba medio abrazada a Tom.
-Vaya... quien iba a pensarlo- murmuró para sí.
Estuvo esperando unos cinco minutos hasta que el chico llegó corriendo y se paró frente a ella, que estaba apoyada en la pared del edificio.
-Siento el retraso.
-Tranquilo, no llevo tanto aquí.
-Ah, bien.
-Bueno... ¿qué querías... decirme?
-Bueno, pues...- dijo mientras comenzaba a arrodillarse frente a ella- te conozco bien desde hace unos cinco años más o menos y hace cuatro que somos novios. Hemos estado juntos en los buenos y los malos momentos y nunca hemos flaqueado del todo. Sé que piensas que esto es algo precipitado y que podríamos seguir esperando, pero yo te quiero y eso es algo que nada podrá cambiar jamás. Es por eso que me gustaría que me dieses ya una respuesta a la pregunta más importante que haré en toda mi vida. ¿Quieres casarte conmigo... cuando acabemos los estudios?- dijo mientras sacaba una cajita y la abría dejando ver un hermoso anillo.
Aquello la había dejado atónita, no se lo podía creer.
Pero eso no impedía que ya supiese la respuesta.
-¡Claro que quiero!- le gritó mientras se arrodillaba también y le abrazaba.
-No sabes cuán feliz me haces.
-Pues anda que tú a mí- dijo casi llorando.
-Ven, déjame ponértelo. Quiero saber si es tu taya.
-Claro...- dijo mientras se separaba.
Seguidamente, Michael le puso el anillo en el dedo correspondiente.
-Estaremos juntos para siempre.
-Sí, lo prometo.
Y entonces, se dieron un hermoso y pacífico beso.
Beso que simbolizaba su amor por y para siempre, hasta el fin de los tiempos.
~Fin~